LA ERA DEL "ME GUSTA FUGAZ"

                                            LA ERA DEL “ME GUSTA FUGAZ”

      Estamos transitando la era digital del “me gusta fugaz”, dijo un poeta. ¿Estamos realmente al alcance de todo el mundo? Sí. Estamos prisioneros de sus pantallas. Y parece que nos gusta. ¿Qué paradoja, no? Hemos entrado a la era de la tecnología, a ese océano digital agitado que nos transporta…¿a dónde? A un mundo inexorable aturdidos por ese frenesí de la comunicación y la información. Esta revolución digital es un nuevo tsunami que está transformando la esencia misma de toda nuestra sociedad. El filósofo coreano Byung – Chul Han le llama “enjambre digital”, individuos aislados, sin alma, donde se carece de firmeza, de actitud. Donde la rebeldía de esta sociedad surge a flor de piel como ira, como cólera, como distracción general muy fugaz y dispersa. Este autor nos llama “homo digitalis”, nos presenta como parte del enjambre, pero nos manifestamos de manera anónima, con un perfil que tratamos de optimizar a cualquier costo. Ahora formamos parte de un modelo seductor y gracias a internet nos entregamos voluntariamente a la observación. Byung –Chul Han le llama la nueva alienación, es decir, el hombre se ha convertido en explotador de sí mismo debido a ese afán desmesurado de competir, de éxito, todo vivido como realización personal. Y como uno se explota hasta el cansancio, estamos ante el “síntoma del cansancio”. Somos una sociedad cansada. Autoexigencia. Autoexplotación. Es un tipo de poder muy inteligente, propio del neoliberalismo, y actúa de forma silenciosa, domina intentando agradar y generando dependencias. El explotador es el explotado. Estamos viviendo un mundo donde lo que vale es el “aparecer” y no el ser. Todo se mide en su valor de exposición. El filósofo plantea que el pensamiento tiene necesidad de silencio. Lo digital ya no es un espacio de libertad y transformación, al contrario, es un escenario cómplice de los problemas del presente. En palabras del autor “el me gusta es el amén digital”, es someterse a un entramado de dominación. Se podría hablar de vigilancia y exhibición digital. Lo aditivo, el contar y lo numerable son propios de esta época digital para transformarlo luego en rendimiento y eficiencia. No existe la capacidad de cambio real. El nosotros se erosiona, el hombre se aísla, aparecen nuevas formas de alienación y se pierde la sintonía de la información. Han concluye que ya no hay construcción del espacio público, no hay lugar para el discurso, en el sentido empático, sólo individuos aislados con ego que no pueden producir “un nosotros”, que nos encontramos sustraídos a la mirada del otro. La agonía del pensar. “La verdad se desintegra en polvo informativo arrastrado por el viento digital”, dice Byung –Chul Han. “Digital” significa en francés “numérico”. Cuestión de perspectiva, carajo!! Diríamos en Argentina. 


 

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