¿SE PUEDE SER POÉTICAMENTE DESOBEDIENTE?
¿SE PUEDE SER POÉTICAMENTE DESOBEDIENTE?
Aparte del hecho de que soy mujer, soy
poéticamente desobediente. Sí. Hay una línea de fuga en mi escritura que
determina un nuevo plano de composición en mis pensamientos que sólo se vuelve
posible en una travesía de experiencias rutinarias. Y el horizonte se pierde y
el puzzle de la vida ya no se puede armar. Mi pensamiento ha sido apoderado por
esas fuerzas cósmicas que deambulan con su propia luz. Existe un vínculo entre
poesía y vida, donde el alma muestra todos los claroscuros a través de una voz
que se convierte en una experiencia
interior y va más allá de la sonoridad del grito. Hago poesía para mantener la
mente en un estado de trance cósmico, ese que se insertó en mis neuronas y ya
no quiere irse, está muy cómodo. Esta es mi relación con el Arte. Mi
reintegración a la vida. Te invito a mi pensamiento intelectual del caos sin
sentido. Una estética de vida posible. Y pienso. Fabulo con ese lugar donde
todo sea plausible de ser. Incluso la música le da vida a mi corazón. Y bajo la
atenta mirada de mis ojos, descubrí que mi escritura se transforma en el nexo
poético entre mi mente y yo. Puesto que el dolor te fragmenta en pedazos y te
nubla todos los sentidos. Hasta el silencio se transforma en dolor. Experiencia
que te lleva a un orden cósmico extrasensorial para poder sanar. Embriágate de
poesía, paladea cada uno de sus sabores para no sentir ya cómo el tiempo nos
destroza la vida. Acaricia tu conciencia con un instante poético. Desbórdate de
poesía profunda y otras verdades ya que las inseguridades se movilizan en
nuestro cuerpo a la velocidad de las reacciones cósmicas. La poesía es el
refugio para todos aquellos que la leen. Es el lenguaje que reside en lo hondo
de nuestra esencia. El lenguaje que palpita en nuestros corazones con la
sabiduría filosófica que peregrina en nuestro Universo. Es el lenguaje que
fluye a través de nuestras experiencias y atraviesa todos los poros de la piel.
Es el lenguaje sublime que cambiará la conciencia de esta Humanidad. Es la
armadura de la fragilidad, esa fuerza que llevamos en nuestro interior cada día
para realizar la gran travesía, nuestro paso por la vida. Pues sentir y sufrir
se viven intensamente los dos al mismo tiempo. ¿Podrá el trébol reparar esta
angustia? No. Uno pasa por todos los sentimientos, incluso aquellos más
encontrados. Pero esos sueños persisten y debo volver a mi vida real. Al aquí y
al ahora. Aunque el silencio acalle las cicatrices que se imprimen en mi mente.
En nuestros días, la oscuridad está viviendo horas muy tensas. La amenaza se
percibe como la peor lucha de los tiempos. Es necesario desafiar eso que nos
amedrenta injustamente como moscas clandestinas que sólo se pueden atrapar al
instante. Resistencias ocultas. “El crepúsculo te arrastra por territorios
jamás conocidos y explorados por el corazón”. Morir y amar. Intentándolo todo.
Todo es previsible en esta vida. Quizás nos encontremos en alguna conversación.
Un buen ángulo para sobrevivir. Más hay una urgencia desesperada de escribirle
a la muerte, coquetearla con un bello verso, como un instinto de autoconservación.
Aunque a veces anhelo verte con bastante fascinación por más que resultes
perturbadora. Vida y muerte, todo un desafío. Experiencias y sueños que en
algún momento se nos van por la tangente. Es lo que siento y debía contártelo,
lector. A veces centrifugo mis ideas para que el pensamiento interactúe mejor
con mis neuronas. ¿Se puede ser poéticamente desobediente? Sí. Cierra tus ojos
y deja que afloren los más bonitos sueños, esos deseos que tu alma
inquebrantablemente calla. ¿Sabrá la noche que renace con cada amanecer? No
habrá jamás sombras que se apoderen de mis palabras. Más allá de toda palabra
está la vida misma. Y volver a la niñez sería un bello destino. Mi lenguaje es
un arma poética en los versos correctos que gritan las miserias de la vida. Y
tengo la valentía y el coraje para darlos a conocer. Sí. Soy una rebelde que
escribe poesía para extraer de mi interior el canto atragantado por los miedos.
Solo es un pretexto zigzagueante para entretejer mis voces de otredad. “Podrá
rozar el viento mi piel y mis heridas pero no podrá alejarme de mis
sentimientos”. El mejor sabor a vida. Tus versos. Mis versos. Nuestros versos.
Poéticamente desobediente.
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