EL PLACER DEL LIBRO
EL
PLACER DEL LIBRO
Una
esperanza de futuro para las nuevas generaciones
Qué mayor placer para una persona que
un libro, y más, si es lector. Encontrarte cara a cara con el libro que te
encanta, comenzar a leerlo y tener esas sensaciones de terminarlo rápidamente
para comenzar con uno nuevo. Un libro es mágico, a través de él se puede viajar
a todos los lugares del mundo y ¡sin dinero! Pero también viajas a otros
tiempos, sí, se puede viajar en el tiempo, al pasado o al futuro. El libro es
el único elemento que te lo permite, por eso es mágico. Un libro transmite
voces, las perpetúa con el paso del tiempo, es el mejor alimento para nuestra
sabiduría. Este alimento es el que hay que ofrecerles a las nuevas generaciones
pero ¡ya! Al vivir tiempos muy difíciles, los desafíos son diferentes. Por
ejemplo, la complejidad de la hiperactividad que nos rodea y la incertidumbre
del mañana, nos obligan a cambios profundos. ¿Y quién podría ser el
protagonista? El libro. Es decir, la cultura a través de la educación, sería el
instrumento para restablecer ese equilibrio interior y poder colocar al libro
como una nueva esperanza, donde cada hombre y mujer, puedan hacerse partícipes
del mismo y así poder lograr un crecimiento intelectual, y un disfrute de
bienestar. El libro es el único elemento que en esta época nos puede permitir
volver a encontrarnos con nosotros mismos. Un libro es como un pequeño árbol que
puede crecer lentamente en las mentes de nuestros jóvenes y crear en ellos una
cultura que puje tenazmente contra esta incertidumbre que atenaza a nuestro
planeta. Un libro te permite conectarte con la curiosidad del saber, con esos
ensueños profundos que habitan en las mentes y corazones de cada persona. Poder
captar ese lenguaje es maravilloso, es una sabiduría personal a flor de piel,
que se saborea lentamente con cada hoja leída. El libro es la mejor imaginación
que puede poseer un lector, es ensoñación pura, es el mejor amante del lector,
lo envuelve con sus palabras, le endulza el oído con palabras mágicas,
amorosas, atrevidas para llegar a su mente y a su corazón. Y, sí, lo logra. Por
eso, y por mucho más, el libro pacientemente, calladamente, discretamente, está
adentrándose con su olor de tinta en las manos de cada uno de nosotros, haciéndonos
soñar con historias apasionadas, serenas, profundas, caprichosas,
interminables…y en ese bello encuentro aflora la esperanza de un mejor futuro
para todos, principalmente para las generaciones venideras. Cada día el libro
nos asombra mostrándonos nuevas visiones del mundo, nuevos horizontes, para que
nuestra alma solitaria pueda vagar por él y llene ese vacío de nostalgia que
habita en cada uno. El libro nos da placer incalculable y nos colma de orgullo,
palpitando en nuestros corazones. Tú, que me estás leyendo y me estás
escuchando, eres un libro abierto. Mi recomendación, principalmente a las
nuevas generaciones, es que se acerquen a un libro, lean literatura,
entréguense a las lecturas, amplíen su visión de la vida y déjense sorprender
por ese ritmo que las palabras dejan plasmadas en los escritos, como dice uno
de los personajes de la inolvidable novela de Ray Bradbury: “Fahrenheit 451”,
publicada en 1953: “Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos
imaginar, para que una mujer se deje quemar viva. Tiene que haber algo. Uno no
muere por nada”. ¿Ustedes se imaginan si viviéramos en una sociedad donde no se
lee? Una idea que me parece perfecta para tratar esta cuestión es la que
propone el escritor peruano Mario Vargas Llosa: “Una persona que no lee, que
lee poco, o lee sólo basura, puede hablar mucho pero dirá siempre pocas cosas, porque
dispone de un repertorio mínimo y deficiente de vocablos para expresarse. No es
sólo una limitación verbal; es al mismo tiempo una limitación intelectual y de
horizonte imaginario (…)”, en su libro Un
mundo sin novelas (2000). En definitiva, la idea es volver a esa elección íntima
entre libro y lector, es el mayor placer espiritual que las futuras
generaciones puedan tener, la posibilidad de relacionarse con el otro y poder
tener sus propias perspectivas de la vida, propiciando y fomentando una
relación amistosa y pacífica, basada en el respeto por el otro. El libro es ese
amigo fiel que te cambiará la vida, reflejará tu alma cuando puedas comunicarte
con otras personas, es el que te enganchará a la vida de manera constructiva,
te llenará esos espacios vacíos que actualmente vivimos. Somos y seremos lo que
leemos. Para que nuestra juventud lo piense…Yo me pregunto: ¿puede alguien no
querer leer un libro?
Autora: Cristina González
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